EL AUDIOVISUAL COMO DISCURSO: UN ASUNTO DE CIENCIA, TECNOLOGÍA Y SOCIEDAD

RESUMEN

Existir en una sociedad marcada por la influencia del discurso que se gesta desde la producción audiovisual y su creación de símbolos implica una necesidad del conocimiento global relacionado con el acto de realizar estos materiales. De esta manera, tal vez se podría influir mejor en la preparación y formación del (los) individuo (s) que conforman el entorno donde se establezca las leyes comunes por las que se regula un proceso evolucionista y perfectible al que llamamos sociedad. Sobre las relaciones de esta con la ciencia y la tecnología como esencias de la producción audiovisual versarán las páginas que siguen a este resumen.

 

 

LA SOCIEDAD CONTEMPORÁNEA: UNIVERSO AUDIOVISUAL

En el contexto actual, la información ya no es sólo un poder. El acceso se ha diversificado tanto que se cada vez adquiere carácter de derecho y por este mismo fenómeno se va volviendo una necesidad perenne. Existen vías establecidas y reconocidas para acceder a ella que no van a perder valor aunque las transformaciones socio económicas globales alcancen niveles ubicados más allá de los sueños. Después de la observación y la oralidad,la vía más reconocida es la lectura.

Existimos en un espacio que, a nivel macro de sociedad global, exige regular el término “leer” en virtud de los tres grandes grupos de personas en busca de información. ¿Cuál es la línea divisoria entre unos y otros? Algo que está por determinar, pues con facilidad absoluta y casi siempre por requerimiento de la persona se alternan las tres vías de acceso de información que caracteriza a estos grupos, ellos son: los “alfabetizados”, los “videoabetizados” y los “audiobetizados”[1]. Estos dos últimos reconocen a los grupos humanos formados por individuos que consideran como principal fuente de acceso a la información, los medios audiovisuales y sus productos.

En un momento del desarrollo social donde tienen tanta presencia e importancia los medios de comunicación audiovisual y sus productos, habría que revisar para aprender, y aprehender, como sus cánones de construcción, sus objetivos de funcionamiento y su influencia social van entretejiendo un entramado que genera leyes en virtud de la eficacia de sus resultados.

A partir de este se va haciendo necesario evaluar este campo en carácter de ciencia. También es lícito analizar la participación y empleo de técnicas y tecnologías en esta producción que son garantes de su valor y presencia en la sociedad.

El impacto amerita ser analizado en torno a los elementos que regularmente son tenidos en cuenta durante el desarrollo de los procesos de construcción audiovisual, toda vez que en la sociedad contemporánea es notable el consumo del audiovisual como soporte desde el que se construyen un buen número de representaciones sociales a partir de los modelos propuestos por los productos consumidos, ya sea de facturación nacional o no.

En este sentido sería de gran utilidad diseñar una asignatura ─aplicable en todas las especialidades y niveles─ con la intención de propiciar a educandos y educadores, herramientas capaces de hacer posible una mejor comprensión de los discursos estéticos y sus manipulaciones, así como asumir posturas desde las cuales validar objetivamente determinadas representaciones sociales resultantes del impacto con los medios.

¿Cómo podemos analizar uno de los consumos más globalizados, para el adecuado uso de todos sus recursos científicos y tecnológicos en pos de una efectiva “sociedad de conocimiento”?[2]

Desde esta interrogante nos planteamos esta mirada al discurso audiovisual y sus modos de producción para el entendimiento del mismo como un asunto de ciencia, tecnología y sociedad.

 

 

  1. EL AUDIOVISUAL COMO CIENCIA Y CONTEXTO SOCIAL DE ACCIÓN

Es común entre especialistas del ramo evaluar el producto audiovisual desde los postulados de lo que se conoce como “Lenguaje Audiovisual”. La existencia de este lenguaje, establece una serie de códigos comunes que deben ser respetados en nombre de la eficacia. Haciendo un paralelo con la definición de ciencia vemos que existe un concepto aplicable a ambos ─Lenguaje Audiovisual y definición de ciencia─ y que los define como: “Sistema de conocimientos que modifica nuestra visión del mundo real y enriquece nuestra imaginación y nuestra cultura…” (según Núñez Jover, 1999) [3]. Y es a partir de este sistema que podemos establecer un marco posible de resultados efectivos si estos elementos están bien empleados: “…los que a su vez ofrecen mayores posibilidades de manipulación de los fenómenos” (según Núñez Jover :2).

Es sobre estos análisis que descansan los abordajes de intencionalidad comunicativa teniendo en cuenta la carga y el contenido semiótico[4]de los símbolos empleados durante la construcción audiovisual[5].

La práctica y la teoría acumuladas a lo largo del proceso evolutivo de la comunicación audiovisual en función del objetivo e intención del producto, así como de la evaluación de sus impactos en los destinatarios ha permitido que se pueda disponer de: “institución, método, tradición acumulativa de conocimiento”(según Núñez Jover :3) que se tienen como leyes comunes a partir de las cuales podemos establecer un marco axiológico ─que no se vuelve axioma─ sin perder de vista que en el campo de la creación toda evaluación debe estar sujeta a una condición cualitativa que a la vuelta del siglo XXI y la “independencia” de consumo necesita incluir al individuo y a su función como líder de opinión de la que se ve impuesto consciente o inconscientemente toda vez que “evalúa”, sea de forma empírica o metodológica, un determinado audiovisual.

Desde una mirada científica a la creación (producción) audiovisual, que parta de la relación sujeto-objeto, se han podido determinar los dos grandes géneros (géneros mayores) en los que se agrupa la resultante de esta producción: el documental y la ficción.

Caracterizando la primera, es común ─y de ello resulta una postura hermenéutica muy simple─ decir que parte de, o sea “refleja”, la realidad tal cuál ocurre ante el testimoniante que asume el rol de realizador del producto; mientras que se enseña a identificar los materiales que entran en el segundo grupo como aquellos cuyos componentes han sido creados para la interpretación, entiéndase: situaciones, espacios, personajes, acciones y parlamentos tal cual lo recoge la descripción del drama. Pero el drama, desde la Antigua Grecia[6] se ha establecido como observación y sistematización[7] de la vida humana, o sea que desde este punto de vista podemos mover la anterior clasificación dejando claro que ambas parten de la realidad[8].

Ahora bien pudieran algunos mantener una postura anclada en un axioma bastante extendido, relacionado con la “objetividad” del documental sin tener en cuenta que no hay nada más subjetivo que la objetividad que defienden, pues la intención por la que apuestan en el producto evaluado se origina desde su propia apreciación subjetiva. Este supuesto galimatías tiene sentido en la intención de ubicar a quienes pueden acceder a estas líneas en la medida de cuán polisémico puede ser un producto audiovisual en dependencia de la postura del consumidor y del momento en que queda expuesto al producto.

Ello permite cambiar la valoración tradicional que se puede tener sobre el creador audiovisual, quien a diferencia de otros productores de arte, no es “el individuo aislado, no es un hombre (o una mujer) abstracto (a)”(según Núñez Jover :4)

En la producción artística el campo de la creación audiovisual, es el que respeta más leyes y procedimientos probados ─a modo de las ciencias puras─[9] que deben conducir a un efecto previsto y sugerido al sujeto que lo produce por un determinado entorno social que ha ido condicionando su actividad cognoscitiva y para cuyo fin requiere ─exige─ la participación de otras disciplinas, especialistas y técnicos a los que debe guiar hacia el objetivo inicial; corriendo el riesgo, posible y probable, de que ese proceso, puramente cualitativo, cambie durante toda su gestión y hasta pierda su valor final cuando cierre su ciclo en la exposición a los consumidores potenciales y el efecto final que en ellos cause.

 

 

  1. TECNOLOGÍA,AUDIOVISUAL Y SOCIEDAD: UNA TRIADA INDISOLUBLE

De entrada dejamos por sentado que el audiovisual como expresión de la acción humana es un espacio de creación, con amplia participación de técnicas y tecnologías, resultado del desarrollo de la industria en todos los sentidos, que siempre incluye una buena carga de la ideología y el régimen imperante allí donde se gesta su realización (sea por acuerdo o decisión de quién subvenciona y de quién realiza, indiscutibles productos sociales).

Está descrito que el primero de los medios audiovisuales surge a partir del desarrollo de la Química. Es el resultado de la posibilidad de obtener impresiones ópticas sobre filmes, asociado además al descubrimiento de la electricidad que permitió la toma acelerada de estas imágenes para que se lograra la impresión de movimiento; luego la proyección de estas.

¿Y en qué parte hace entrada la sociedad?

De inmediato. Un público deslumbrado con otro, y otro, y otro descubrimiento reclamaba a los realizadores del cine[10] la búsqueda de técnicas que: “(…) asociada habitualmente al hacer, al conjunto de procedimientos operativos útiles desde el punto de vista práctico para determinados fines (…)” (según Núñez Jover :5) permitieran poder estar “más adentro de la imagen”, o sea establecer mejores vínculos empáticos que hagan más comprensible, inmediata y veraz esta realidad ahora representada en la pantalla.

De esta forma cada producto fue logrando un nivel más alto de creación con respecto al antecesor. Esa es la característica esencial de la búsqueda aplicable a cualquier ciencia, más aún cuando está respaldada por la iconoclasia de los bisoños.

Desde su propia génesis el cine se agenció una suerte de paradigma para ser reconocido: “El cine: arte e industria…” y este se ha llegado a acuñar como una expresión, que hoy puede hacérsenos común aunque no tengamos la dimensión exacta de su significado.

Es bueno aclarar que esta relación dialéctica (…arte e industria…)es directamente proporcional, y aplicable a todo el campo del audiovisual y se describe de forma fácil si se presenta como una certeza desde el concepto de tecnología: “(…) la búsqueda sistemática de lo óptimo dentro de un campo de posibilidades” (según Núñez Jover :6). Esta búsqueda de mejores resultados en la representación, reclamó a la industria el desarrollo de nuevas tecnologías que propiciaran esto para un mayor dominio del público y estas tecnologías impulsaron a su vez la búsqueda de técnicas más coherentes con las posibilidades que ellas permitían, lo cual mejoró la representación artística como creación y ella a su vez le sigue exigiendo al área tecnológica, en función de las expectativas que los públicos (amos-domésticados, “exigen”).

Este es un ciclo infinito que al final siempre influye en las percepciones sociales, lo que ajusta muy bien a esta tesis sobre tecnología: “(…) la imagen ingenua de la tecnología como ciencia aplicada sencillamente no se adecua a todos los hechos. Las invenciones no cuelgan como frutos del árbol de la ciencia” (Price, 1980)[11].

Con el desarrollo de tecnologías que permitieron la aparición de la Radio, en 1920([12]); y luego de la Televisión, en 1934([13])el dominio de los medios audiovisuales de comunicación masiva aportó a la ciencia de la comunicación un nuevo campo de observación relacionado con las técnicas que, ancladas en el vertiginoso desarrollo de tecnologías, hacen más “eficaces” estas vías de información al punto de concedérsele comúnmente el apelativo de “cuarto poder”.

Esto es porque se tiene la tendencia de conferirle a los mass media y sus productos un poder de movilización mayor del que realmente poseen, pues ellos no serían nada sin la participación voluntaria (consciente o inconsciente) de la sociedad, del estudio para establecer el mejor sistema de códigos que funcionen en los destinatarios potenciales, y de los líderes de opinión que desde la “masa” los ponderan confiriéndole el valor agregado de credibilidad que sí moviliza al resto (Mauro Wolf, 1940 / Vicente González Castro. 1989).[14]

Al respecto podemos apoyarnos también en las evaluaciones de la tecnología que ofrece M. González García por la importancia que este le confiere al sociosistema en dónde se inserta la susodicha y las alteraciones que este puede acarrear si no se hace un adecuado estudio de ese entorno:“La tecnología, por tanto, no es autónoma en un doble sentido: por un lado no se desarrolla con autonomía respecto a las fuerzas y factores sociales, y, por otro, no es segregable del sociosistema en que se integra y sobre el que actúa (…) No puede, por tanto, ser evaluada independientemente del sociosistema que la produce y sufre sus efectos” (González García, et all, 1979).[15]

 

CONCLUSIONES

A partir de los vínculos que hemos descrito, entre la realización audiovisual,   la ciencia, la tecnología y la sociedad, debemos asumir que no es adecuado el enfrentamiento a la producción audiovisual desde una postura ingenua, que nos impulse a asumir sus resultados como un medio de información, educación y entretenimiento, como habitualmente se ha descrito; sino como un soporte de ideología cuya función real es participar en el diseño del individuo, con una carga de mensajes y significaciones en función del régimen desde donde se originan, y como tal también son expresión de su alcance técnico y tecnológico.

Se ha podido demostrar que la “sociedad de conocimiento”, a partir del dominio y explotación asertiva de sus potencialidades de la producción audiovisual y sus discursos con una herramienta, que bien empleada es un fuerte aliado, para apoyar el desarrollo de la ciencia y la tecnología y la transformación de la sociedad en función de ello y viceversa.

Se hace necesario y urgente, la generalización de la enseñanza del audiovisual, en todas las especialidades y niveles, como garante de una mejor relación con las herramientas capaces de hacer posible una mejor comprensión de sus discursos estéticos, con el conocimiento que se sistematice a través de su lenguaje y sus manipulaciones, que permitan asumir posturas desde las cuales validar plantearnos y replantearnos nuestras propias representaciones sociales, y la valoración de las ajenas resultantes del impacto con los medios.

 

BIBLIOGRAFÍA

  1. Colectivo de autores. “Tecnología y sociedad” Editorial Félix Varela. La Habana, 2007.
  2. Colectivo de autores. “Lenguaje cinematográfico” (vol. I y II). Universidad de La Habana . (Apuntes para un libro de texto).
  3. Da Távola, Artur. “La libertad de ver” Editorial Pablo de la Torriente Brau. La Habana, 1991.
  4. González Castro, Vicente. “Profesión Comunicador” Editorial Pablo de la Torriente Brau. La Habana, 1989.
  5. Mandoky, Katia. “Estética cotidianay juegos de la cultura” Ediciones Siglo XXI editores S.A. de C.V., 2006.
  6. Medina, Ileana. “Teorías Latinoamericanas sobre la recepción”
  7. Millerson, Gerard. “La realización y producción en Televisión” Madrid. España, 1999
  8. Núñez Jover, Jorge. “La ciencia y la tecnología como procesos sociales” Editorial Félix Varela. La Habana. 2005.
  9. Paz Suárez, Alberto Miguel de la. “Tengo tele… luego existo” Influencias de los productos audiovisuales en los procesos emocionales y conductuales de los niños”.
  10. ­­­________. “Comunicación Audiovisual. Manual para el estudio de los medios y sus productos” (Inédito)
  11. “Había otra vez. El cuento y la TV para niños en Mayabeque” Ejercicio defensa del grado de Máster en Realización Audiovisual. FAMCA. ISA, 2013.

[1]Artur Da Távola. “La libertad de ver” p. 110

[2] Ver “La ciencia y la tecnología como procesos sociales para comprender al hombre y su vida espiritual como la mejor forma de mitigar el empobrecimiento en el análisis de ciencia y humanidades a lo largo de la historia del hombre” (según Núñez Jover, 1977) Tomado de “La ciencia y la tecnología como procesos sociales. Una tesis para discutir”.

[3] Tomado de “La ciencia y la tecnología como procesos sociales” p. 22-23.

[4] Semiótica: en un definición apresurada la describimos como la ciencia que estudia el valor de los signos teniendo en cuenta sus significantes y sus significados. Ha alcanzado un inmenso valor en la investigación de la producción artística desde la irrupción de la posmodernidad y la exploración de las relaciones intertextuales entre los elementos que componen el discurso artístico, y con otros discursos ideo-estéticos.

[5] En la actualidad hablamos del constructo audiovisual aludiendo a la intencionalidad en la organización de sus elementos que ya no es sólo secuencia lógica progresiva, sino creación simbólica.

[6]Ver “La Poética” de Aristóteles

[7] Aunque Aristóteles no manejo e concepto de sistematización, es praxis establecida, en construcción audiovisual, trabajar sobre aspectos demostrados o demostrables de la vida humana siempre teniendo en cuenta que la clasificación de los géneros dramáticos describe el uso de las categorías “probable” y “posible” como soportes estéticos.

[8] Con la destrucción del megarelato, que trajo la posmodernidad, las historias comunes adquieren relevancia inusitada. La industria cultural también aprovecha este fenómeno, por eso es cada vez más frecuente encontrar en los créditos iniciales de una película la inscripción: “Basada en hechos reales” en contraposición con la antes habitual: “Las situaciones y personajes de esta historia son pura ficción, cualquier similitud es pura coincidencia”

[9] El primero de los medios audiovisuales de comunicación, surgido en 1895, en Francia. Introducido en Cuba en 1897, año en que se produce la primera película en Cuba: “Simulacro de incendio”.

[10]El primero de los medios audiovisuales de comunicación surge en 1895, en Francia. Es introducido en Cuba en 1897, año en que se produce la primera película en Cuba: “Simulacro de incendio”.

[11]Citado por Núñez Jover en La ciencia y la tecnología como procesos sociales. pág. 42

[12]En Cuba en 1922. Varios meses antes a la planta oficial Cuban Telephone, Luis Casas Romero, funda la 2LC e inicia las transmisiones de radio, a cuyo diseño de programación se le imputan los objetivos de la Radio en el mundo. El medio recibe el artículo “la” para diferenciarlo del elemento radiactivo del componente geométrico. Por antonomasia o vicio de la oralidad popular, también lo recibe el aparato radioreceptor.

[13] Televisión: visión de lejos, apela al concepto del “aquí y ahora” que hizo fuerte al medio apoyándose en la máxima expresión de objetivación de la información, pues se genera (como el resto de los productos audiovisuales) con la participación simultánea de imagen y sonido a la que se suma la “inmediatez” -en sus orígenes la televisión sólo se podía producir “en vivo”- con que lleva la información hasta el hogar, casi al mismo tiempo que se genera. La primera televisión fue mecánica, hasta 1940 no aparece la electrónica, y ese proceso evolutivo, que ya llegó a la era digital, no se ha detenido, ahora va en pos de “aparecer” sin la necesidad de pantallas, por hologramas –ionización del aire-.

[14]Ambos refrendan la importancia que Vladímir Ilich Lenin le confirió al cine (aplicable a todos los medios) como formador de la conciencia social.

[15] Citado por Núñez Jover. Pág. 47